La aventura se inició hace seis meses con el apoyo de Proderena y el asesoramiento del Fondo Ecuatoriano Populorium (FEPP), así como de la Unidad Municipal de Gestión Ambiental. Cerca de 300 habitantes de la zona han encontrado en esta actividad una manera de ganarse la vida.
Además de generar ingresos para los participantes, el proyecto también espera reintroducir a este crustáceo que está en extinción. La especie, denominada científicamente Cardisoma crassum, corre riesgo de desaparecer debido a la depredación de los manglares y a la caza acelerada para su comercialización.
Entre las técnicas de crianza que se han implementado en este programa, se encuentra la de encierros, conocidos como "chancheras". Así se incrementa la capacidad reproductiva de los cangrejos y su rendimiento.
Natividad Chalar, que es una de las pioneras en este proyecto, mantiene un promedio de cría de 300 cangrejos mensuales en dos corrales de cemento que construyó con el financiamiento del Proderena. "Zanahoria, remolacha, lechuga, plátano maduro... es la alimentación diaria que utilizamos para engordar los cangrejos", dijo.
Cada ejemplar puede pesar 400 gramos y se lo vende en $1. En tanto que en el manglar se los adquiere por la mitad de ese precio, con el compromiso de que las hembras sean devueltas a su hábitat para favorecer la reproducción de nuevas especies.
De su lado, Ginio Castro, del Departamento de Gestión Ambiental, indicó que actualmente se estudian varios tipos de follaje y arbustivos que abaraten los costos alimenticios para la crianza de los cangrejos en cautiverio. El gasto mensual de compra de hortalizas por este rubro supera los $60.
Pero, además de los ingresos que se generan con la comercialización de los crustáceos, el proyecto también atrae a turistas y estudiantes que realizan estudios de campo en el sector. Los visitantes que recibe Vuelta Larga disfrutan del delicioso encocado de cangrejo azul y también del denominado "cebican", que es como se conoce al cebiche de cangrejo.
Los participantes del programa están satisfechos por los resultados obtenidos.
Sin embargo, demandan apoyo gubernamental para preservar los manglares.
Ese fue el pedido de Olivero Arcecio, poblador de la zona, quien solicitó a las autoridades ambientales que se cuide el remanente de los manglares que aún quedan en Río Verde, para estar en capacidad de continuar con la captura de cangrejos y peces.
Otro aspecto necesario para la comercialización de estas especies es el mejoramiento de los caminos vecinales, lo que permitiría optimizar el transporte de los productos. (LFA)
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